La palabra “mito” deriva del griego mythos, que significa “palabra” o “historia”. Un mito, tendrá un significado diferente para el creyente, para el antropólogo, o para el filólogo. Esa es precisamente una de las funciones del mito: consagrar la ambigüedad y la contradicción. Un mito no tiene por qué transmitir un mensaje único, claro y coherente.


Science is Modern Myth (Or, How “Arguable” Trumps “True”)

source http://liamscheff.com/2011/03/science-is-modern-myth-or-how-arguable-trumps-true/

“Science does not have to be true to be accepted. It only has to be ‘arguable.’ In fact, it can be observed that the more arguable (the less plausible or logical) a scientific idea, the more funding it will require.”

What is science? It is modern myth, wrapped in technological diversion…

by Liam Scheff


The Scientific Method is a Myth: Excerpted from NEWTON’S APPLE AND OTHER MYTHS ABOUT SCIENCE, edited by Ronald L. Numbers and Kostas Kampourakis, published by Harvard University Press

By Daniel P. Thurs | October 28, 2015 12:25 pm source http://blogs.discovermagazine.com/crux/2015/10/28/scientific-method-myth/

” the technological products of science, which had begun to invade everyday life, promised a more effective symbol of science and a bridge between the lab and the lay world. Now, instead of new scientific fields, we find biotechnology, information technology, and nanotechnology. Appeal to new technologies available in everything from electronic devices to hair products has also become a staple of advertising”

“Still, the scientific method did what keywords are supposed to do. It didn’t reflect reality — it helped create it”


source wikipedia en diferentes lenguas

El problema de definir el término mito sigue en pie

Carlos García Gual nos dice: ´´El problema de definir el término mito sigue en pie… Intentemos partir de una definición mínima… que nos permita distinguir qué es lo que consideramos propiamente un mito y qué no… Mito es un relato tradicional que refiere la actuación memorable y ejemplar de unos personajes extraordinarios en un tiempo prestigioso y lejano´´.

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To the source culture a myth by definition is “true”, in that it embodies beliefs, concepts and ways of questioning to make sense of the world.

french definition

Un mythe est une construction imaginaire (récit, représentation, idées) qui se veut explicative de phénomènes cosmiques ou sociaux et surtout fondatrice d’une pratique sociale en fonction des valeurs fondamentales d’une communauté à la recherche de sa cohésion1. Il est porté à l’origine par une tradition orale, qui propose une explication pour certains aspects fondamentaux du monde et de la société qui a forgé ou qui véhicule ces mythes :

la création du monde (cosmogonie) ;
les phénomènes naturels.
le statut de l'être humain, et notamment ses rapports avec le divin, avec la nature, avec les autres individus (d'un autre sexe, d'un autre groupe), etc. ;
la genèse d'une société humaine et ses relations avec les autres sociétés. # mythification La mythification est l'action ou le processus par lequel l'historiographie, la production artistique ou les représentations populaires considèrent, interprètent ou transforment un personnage ou un épisode historique en un mythe.

diferencia entre mito y leyenda

Le mythe (qui se veut explicatif en se fondant sur des constructions imaginaires) se distingue de la légende (qui suppose quelques faits historiques identifiables), du conte (qui se veut inventif sans expliquer), et du roman (qui “explique” avec peu de fondements).

simples récits poétiques?

… Il serait sans doute tout aussi tendancieux de les analyser comme de simples récits poétiques, dépourvus de base réelle, des formes archaïques de réflexions philosophiques et proto-scientifiques, réalisées par une analogie poétique plus que sur la logique, et exprimées sous une forme symbolique, voire une sorte de roman.

Ces histoires ne sont pas arbitraires :

les différentes sociétés, même très différentes et sans contacts culturels, présentent des mythes qui utilisent les mêmes archétypes ;
les mythes traitent toujours les questions qui se posent dans les sociétés qui les véhiculent. Ils ont un lien direct avec la structure religieuse et sociale du peuple, et avec leur cosmogonie.

Diferencia entre el mito y otro tipo de narraciones

A menudo se suele confundir el mito con otro tipo de narraciones como los cuentos, fábulas o leyendas. Sin embargo, no son iguales.

Hay varias diferencias entre el mito y el cuento popular: mientras que los cuentos se presentan como ficciones, los mitos se plantean como historias verdaderas

Lectura: literal, alegórica, simbólica

Aunque los mitos parecen haber sido planteados originalmente como historias literalmente ciertas, la dialéctica entre la explicación mítica del mundo y la filosófica y científica ha favorecido el desarrollo de lecturas no literales de los mitos, según las cuales éstos no deberían ser objeto de creencia, sino de interpretación.

Así, la lectura alegórica de los mitos, nacida en Grecia en la época helenística, propone interpretar a los dioses como personificaciones de elementos naturales. Este empeño encuentra su continuación en teorías posteriores, como la difundida en el siglo XIX por Max Müller, según la cual los mitos tienen su origen en historias mal comprendidas sobre el sol, que ha sido objeto de personificación, convirtiéndose en un personaje antropomorfo (el héroe o dios solar).

Por su parte, la lectura simbólica considera que el mito contiene un contenido veraz, pero no sobre aquello que aparentemente trata, sino sobre los contenidos mentales de sus creadores y usuarios. Así, el mito sobre cómo un dios instituyó la semana al crear el mundo en siete días contiene información veraz sobre cómo dividía el tiempo la sociedad que lo creó y qué divisiones hacía entre lo inanimado y lo animado, los distintos tipos de animales y el hombre, etc. Los mitos contienen también pautas útiles de comportamiento: modelos a seguir o evitar, historias conocidas por todos con las que poner en relación las experiencias individuales.

Los estudios modernos sobre el mito se sitúan en tres posiciones fundamentales:

la funcionalista, desarrollada por el antropólogo Malinowski, examina para qué se utilizan los mitos en la vida cotidiana (refuerzo de conductas, argumento de autoridad, etc.);
la estructuralista, iniciada por Lévi-Strauss, examina la construcción de los mitos localizando los elementos contrarios o complementarios que aparecen en él y la manera en que aparecen relacionados;
la simbolista, que tiene referentes clásicos en Jung, Bachelard y Gilbert Durand, considera que el elemento fundamental del mito es el símbolo, un elemento tangible pero cargado de una resonancia o significación que remite a contenidos arquetípicos de la psique humana. (Un ejemplo de arquetipo es el Niño Anciano, figura contradictoria que se manifiesta como un personaje longevo de apariencia o conducta infantil —como Merlín— o un bebé o niño capaz de hablar y dotado de enormes conocimientos, propios de un anciano —el niño Jesús dando clase a los doctores—.)

Mythos y lógos

SOURCE <www.uv.es/~japastor/mitos/a1-2.htm>

En nuestro entorno cultural, la voz “mito” posee una carga semántica añadida que asimila el mito a lo ficticio y compele a contemplar, valorar y juzgar una supuesta forma de pensamiento típica de una mentalidad pre-lógica y mística, desde el supuesto y correlativo modelo lógico-racional que se considera propio del pensamiento científico.

“En la cultura occidental la palabra mito suele ir asociada a los relatos de las hazañas de las divinidades y héroes del mundo antiguo y suele sugerir un tiempo fabuloso y lleno de encanto, pero también ingenuo y sometido a creencias erróneas, propias de civilizaciones primitivas que se caracterizan por la existencia de formas de pensamiento no sólo anteriores, sino también inferiores al conocimiento científico.”45

La palabra “mito” proviene del vocablo griego mythos, comúnmente interpretado en nuestra lengua como “narración” o “relato” y, en principio, no se opone a lógos (término que refiere a “las diversas formas de lo que es dicho”46), en su prístino significado de “discurso” (i.e., ambas voces guardan una cierta relación de continuidad en sus significaciones). Etimológicamente, mythos proviene de la raíz my, la cual se refiere, en una primera acepción, a la onomatopeya (emitir e imitar sonidos) y, en un segundo sentido, al acto de mover boca y labios al hablar47; lógos es el sustantivo del verbo légein -“decir, hablar”-48. En el antiguo uso lingüístico homérico, el término mythos no quiere decir nada distinto de “discurso”, “proclamación” o “notificación”49. Puede decirse entonces que, en un primer momento de la cultura griega correspondiente al periodo arcaico, mythos y lógos no guardan entre sí una relación de oposición (como ocurrirá posteriormente, en la época clásica, cuando el lógos pase a ser, ya no “mera representación, sino concepto”50), dado que se consideraba mythos a aquello que se narra o relata mediante palabras, esto es, por vía del discurso oral. Cuando los mythoi poseían una carga religiosa (generalmente, pareja a la transmisión de “verdades intemporales”), eran también llamados, en la cultura griega antigua, hieroi logoi, esto es, “discursos sagrados”51 o narraciones sacras que glosan las gestas de los héroes y las vidas de los dioses. Así entendidos, los mitos eran relatos, narraciones, historias de héroes, hombres y dioses que ofrecían una peculiar “explicación”, tanto de las regularidades de la naturaleza, como de determinados fenómenos sociales52

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Si bien en sus orígenes o, al menos, hasta donde tenemos noción de su uso53, la voz mythos no entraba en oposición directa con lógos (sino que en algunos casos, la complementaba), es durante la llamada “Ilustración” griega de los siglos IV y V a. d. C. cuando comienza a gestarse la oposición entre lo que van a pasar a significar uno y otro. Ello acontece en virtud de que la razón o, mejor dicho, el denominado “discurso razonado” o “discurso argumentativo-demostrativo” (que es el sentido que paulatinamente cobrará lógos), surgirá como resultado de la crítica especulativa frente a las creencias religiosas de la época y a los relatos que las sustentaban (esto es, los mythoi).

“… Es la cultura griega la única en la que se sometió al mito a un largo y penetrante análisis, del cual salió radicalmente ‘desmitificado’. El nacimiento del racionalismo jónico coincide con una crítica cada vez más corrosiva de la mitología ‘clásica’, tal como se encontraba expresada en las obras de Homero y Hesíodo. Si en todas las lenguas indoeuropeas el vocablo ‘mito’ denota una ‘ficción’, es porque los griegos lo proclamaron así hace ya veinticinco siglos.”54

Esta crítica a los relatos sagrados fue posible por la ausencia de castas sacerdotales propiamente dichas -al modo egipcio, por ejemplo-, que a su vez preservaran la escritura (y los conocimientos astronómicos y técnicos55). Las cuestiones relativas a la escritura ocupan un importante lugar en la investigación de los mitos, tanto respecto de la definición del mythos mediante contraste con el entonces incipiente lógos, como del surgimiento de la filosofía en relación con la teogonía que plasmaban los mitos.

“La religión griega no es la religión de la doctrina correcta. No tiene ningún libro sagrado cuya adecuada interpretación fuese el saber de los sacerdotes, y justo por esto lo que hace la Ilustración griega, a saber, la crítica del mito, no es ninguna oposición real a la tradición religiosa. Sólo así se comprende que en la gran filosofía ática y, sobre todo, en Platón pudiesen entremezclarse la filosofía y la tradición religiosa. Los mitos filosóficos de Platón testimonian hasta qué punto la vieja verdad y la nueva comprensión son una.”56

Cabe señalar que ambas maneras de entender el mundo (mythos y lógos), coexistían en la cultura griega, como lo prueba el hecho de que Platón -el primer filósofo del que poseemos buena parte de su obra escrita- apele frecuentemente al relato tradicional (esto es, al mito) en sus diálogos filosóficos, cuando alude a cuestiones que no puede -o no considera adecuado- explicar mediante el lógos.

Aunque la crítica “racional” a las leyendas de la tradición griega desde “dentro” de la propia cultura griega es muy anterior a Platón (valga citar entre otros a Jenófanes de Colofón, por ejemplo), es en los diálogos platónicos donde encontramos “mito” y “lógos” en tanto que referidos a dos formas de explicación posibles que son alternativas, distintas y diferentes entre sí pero, en última instancia, complementarias la una de la otra. Así, tenemos que, en Protágoras, Platón asigna a un maestro de retórica -el conocido sofista que da nombre al diálogo- la tarea de explicar los -diríamos hoy- “orígenes de la cultura y la justicia”, al hilo de la discusión sobre si es o no es posible enseñar la virtud; recordemos que, en este punto, el abderita interpela al auditorio acerca del tipo de discurso que prefieren, lo que da a entender que, para Protágoras y sus interlocutores, mythos y lógos son dos vías de explicación posibles.

“¿Pero os parece bien que, como mayor a más jóvenes, os haga la demostración relatando un mito, o avanzando por medio de un razonamiento?”57

Sin embargo, cada una de esas maneras de demostración posibles se adecua mejor a un tipo de público concreto (“niños” o “adultos”)58, y a unas determinadas conveniencias en la comunicación: el mito es un discurso largo, narrativo, ilustrativo, fácil y agradable de seguir (esto es, el mito ilustra con imágenes lo que el lógos argumenta razonadamente, lo que hace que, para según qué auditorio, sea más conveniente uno u otro modelo de discurso).

“Para Platón (…) el lógos ya no es simplemente la palabra, sino que ha adquirido el valor de una demostración argumentada, y ello es lo que le da un cierto carácter árido, pero también serio y propio de adultos. La textura narrativa del mito lo hace más entretenido, pero también más pueril.”59

Si bien en líneas generales el pensamiento de Platón otorga preponderancia a la argumentación razonada y demostrada (esto es, a la verdad alcanzada mediante la dialéctica), en contra de la verdad “inspirada por las musas” y no demostrada mediante argumentación, el filósofo ateniense no repara en emplear mitos a la hora de hacer inteligibles determinadas cuestiones, tales como la tripartición social de la ciudad ideal mediante el mito de los metales en República 415a-d, el origen del mundo -cosmogonía platónica- en Timeo 30c-34d o la necesidad de que la noción de “Justicia” sea comprendida por todos los hombres de la polis, en Protágoras 320d, entre otros ejemplos. El propio Platón es bien consciente de ello cuando, por boca de Timeo, cita lo siguiente:

“Por tanto, Sócrates, si en muchos temas, los dioses y la generación del universo, no llegamos a ser eventualmente capaces de ofrecer un discurso que sea totalmente coherente en todos sus aspectos y exacto, no te admires. Pero si lo hacemos tan verosímil como cualquier otro, será necesario alegrarse, ya que hemos de tener presente que yo, el que habla, y vosotros, los jueces, tenemos una naturaleza humana, de modo que acerca de esto conviene que aceptemos el relato probable y no busquemos más allá.”60

El punto de vista de Platón también aparece confirmado por Aristóteles, quien asimila a teólogos y mitólogos para luego ponerlos en relación con aquellas explicaciones que no pueden ser hechas por la vía demostrativa (bien empírica o bien razonada), propia de la entonces incipiente ciencia o episteme.

“Ciertamente, los que siguen a Hesíodo y los teólogos todos, tuvieron solamente en cuenta lo que les resultaba verosímil a ellos mismos, pero no se preocuparon de nosotros. (Pues tras establecer que los principios son dioses y que de dioses proceden las generaciones, afirman que son mortales aquellos que no han probado el néctar y la ambrosía: evidentemente, utilizaban estas palabras como quien conoce bien su significado. Sin embargo, lo que dijeron acerca de la introducción misma de estas causas supera nuestra comprensión: pues si tomaron tales bebidas por placer, el néctar y la ambrosía no pueden, en absoluto, ser causas de su ser; pero si son causas de su ser, ¿cómo podían ser inmortales si necesitan alimentarse?). Pero no merece la pena examinar con detenimiento las especulaciones de carácter mítico.”61

Como vemos, Aristóteles analiza el mito como si se tratase de un texto filosófico, esto es, buscando la coherencia interna del mismo, y es a él a quien debemos la radicalización y consumación del hiato entre mythos y lógos. “Entre mythos y lógos la separación ahora es tal que la comunicación ya no existe (…) escoger un tipo de lenguaje es desde ahora despedirse del otro.”62

“La palabra griega que los latinos tradujeron por 'fábula', entra entonces en una oposición conceptual con el lógos que piensa la esencia de las cosas y de ese pensar obtiene un saber de las cosas constatable en todo momento."

“El mito se convierte en fábula en tanto que su verdad no sea alcanzada mediante un lógos.”63

Pero ese mythos sobre el que el estagirita reflexiona ya no es un relato exclusivamente oral, sino que se trata de un texto escrito. De otro lado, cabe señalar aquí que los griegos antiguos no leían como lo hacemos nosotros, en solitario y en silencio, ya que para ellos el texto escrito era, en principio, un mero soporte mnemotécnico del que el orador se auxiliaba para recitar en voz alta su contenido ante un auditorio, acción que era llevada a cabo en un contexto preponderantemente social (bien en el ágora, bien en las cenas o symposios)64.

Con todo, hasta llegar al momento histórico que Platón y Aristóteles vivieron, conviene tener en cuenta que, siglos antes (aproximadamente a partir del siglo VII a. C.), acontece una profunda transformación en la sociedad griega, resultante a un tiempo del aumento de la tasa demográfica junto al consecuente incremento de las relaciones comerciales entre los distintos pueblos. Estos cambios sociales prepararán el camino conducente a la crítica de la tradición homérica y hesiódica que arranca en los yambos de Jenófanes y encuentra su punto culminante en los escritos de Platón y Aristóteles. Así, el comercio cobra una gran importancia y aparece la moneda acuñada, la cual posibilitará un mecanismo de homogeneización mucho más preciso que el trueque o intercambio arbitrario65. La invención y empleo de la moneda permite al menos dos cosas: de un lado, posibilita el nacimiento de una economía de mercado que sitúa al ágora como centro y eje de la vida económica de la polis; de otro lado, propicia uno de los rasgos fundamentales que paulatinamente se irán atribuyendo al lógos, esto es, su carácter de representación universal. La moneda aparece así como un factor homogeneizante válido para todo tipo de mercancías y transacciones, en tanto que permite establecer correspondencias y equivalencias entre objetos muy diferentes entre sí. Dicho de otra manera y en lenguaje coloquial, “la moneda otorgó alas al intercambio” y permitió superar, tanto las inconveniencias propias del trueque (el hecho de tener que transportar consigo la mercancía saliente para poder cambiarla con la mercancía entrante), como los problemas derivados de las valoraciones subjetivas de los comerciantes, ya que al establecer un sistema de valoración que hace abstracción de las características particulares de las mercancías y las homogeneiza, se está estableciendo también una forma de valorar un tanto más objetiva.

“Una moneda posibilita, de un modo mucho más ágil que los bueyes o calderos usados antiguamente, establecer correspon-dencias exactas entre series de objetos absolutamente dispares. El lógos, tal como habla de él Heráclito, por ejemplo, recoge este carácter: tratar de ser un principio de inteligibilidad abstracto que permita homogeneizar toda la multiplicidad de lo real bajo una medida universal.”66

De otro lado, los viajes (terrestres y, sobre todo, marítimos67), trajeron consigo la adquisición de nuevos conocimientos, tanto técnicos, como geográficos y etnológicos, dado que se establecen contactos con otras civilizaciones y formas de vida. Esto traerá consigo dos importantes consecuencias: por una parte, los valores sociales aristocrático-guerreros quedarán progresivamente obsoletos conforme las relaciones comerciales vayan exigiendo nuevas formas de Justicia y Derecho como base necesaria para poder hacer efectivas las transacciones mercantiles (esto es, se va pasando de una “ética del honor” a una “ética de la responsabilidad”, la cual surge aparejada a un enfoque ‘consecuencialista’ de la acción). Por otra parte, el conocimiento de otros pueblos hace surgir la evidencia de que cada pueblo y cada etnia se representa a los dioses de una manera distinta (“Para los etíopes, los dioses son chatos y negros, mientras que para los tracios son pelirrojos y de ojos azules”68), lo cual conducirá a una crítica racional de las teologías y cosmogonías míticas. Hay que tener en cuenta que las mitologías proporcionaban, a la par, tanto la justificación de un orden social fuertemente jerarquizado, como un cierto tipo de explicación que se pretendía extensible a todos los aspectos de la realidad.

“Sólo siglos después, en el curso de la Ilustración griega, el vocabulario épico de mythos y mythein cae en desuso y es suplantado por el campo semántico de lógos y legein. Pero justamente con ello se establece el perfil que acuña el concepto de mito y resalta el mythos con un tipo particular de discurso frente al lógos, frente al discurso explicativo y demostrativo.”

“En oposición a aquello que refiere una noticia de la que sólo sabemos gracias a una simple narración, “ciencia” es el saber que descansa en la fundamentación y en la prueba.”69

Esta posibilidad de comprobación que permite el lógos está presuponiendo -por contraste- la falsedad del mythos -en tanto que incomprobable- y, por tanto, define a los mitos en virtud, no de lo que son, sino de lo que no son, en un doble oposición: frente a la realidad, el mito es lo imaginario, la ficción; frente a lo racional, el mito es lo absurdo.

“Por su origen y por su historia, la noción de mito que hemos heredado de los griegos pertenece a una tradición de pensamiento que es propia de Occidente y en la que el mito se define por lo que no es, en una doble oposición a lo real, por una parte (el mito es ficción), y a lo racional, por otra (el mito es absurdo).”70

Valga señalar que en la cultura occidental, la Iglesia (pretendidamente “católica”, en la acepción original del término), se autoerigió como firmemente opuesta a los mitos que, en tanto que politeístas, fueron considerados “paganos” a la luz del monoteísmo cristiano; empero, cuando la ciencia se vio inmersa en el crescendo racionalista la separación entre ciencia y religión no se hizo de esperar, y las Escrituras cristianas (que habían relegado a los mitos griegos a la categoría de “ficticios”) fueron consideradas, a su vez, como “irracionales” frente a las explicaciones científicas.

“Pero el cristianismo ha preparado el terreno a la moderna Ilustración y ha hecho posible su inaudita radicalidad, que ni siquiera hubo de detenerse ante el propio cristianismo por haber realizado la radical destrucción de lo mítico, es decir, de la visión del mundo dominada por los dioses mundanos.”71

Al margen de este breve recorrido histórico, valga considerar que, desde una perspectiva humanística, los mitos poseen a la par aspectos ficticios y racionales que, a pesar de la aparente contradicción, no entran en conflicto entre sí. Elementos ficticios porque, de hecho, no ha ocurrido lo que dice el relato mítico (o, si ocurrió, no puede comprobarse empíricamente), y elementos racionales porque lo que narra el relato mítico apunta hacia cuestiones insoslayablemente humanas que poseen su propio orden de sucesión, esto es, su propia lógica. Dicho de otra manera, si bien los mitos remiten a eventos ficticios, tales relatos proponen un modelo de realidad intemporal que atañe a lo invariable, a lo que no cambia (esto es, a la condición humana que discurre en un mundo y en un tiempo). En términos de José Echeverría y de Hans Georg Gadamer, respectivamente:

“Mediante el mito queda fijada la esencia de una situación cósmica o de una estructura de lo real. Pero como el modo de fijarla es un relato, hay que encontrar un modo de indicar al auditor o lector más lúcido que el tiempo en que se desenvuelven los hechos es un falso tiempo, hay que saber incitarlo a que busque, más allá de este tiempo en que lo relatado parece discurrir, lo arquetípico, lo siempre presente, lo que no transcurre.”72

“Naturalmente, hay que reconocer la verdad de los modos de conocimiento que se encuentran fuera de la ciencia para percibir en el mito una verdad propia.”

“Lo racional de tales experiencias es justamente que en ellas se logra una comprensión de sí mismo. Y se pregunta si la razón no es mucho más racional cuando logra esa autocomprensión en algo que excede a la misma razón.”73

Puede afirmarse que, a la hora de tratar la oposición entre mito y lógos, resulta ineludible la referencia a la diversidad de medios de transmisión de “lo pensado” y “lo conocido”, i.e., las peculiaridades relativas a la oralidad y la escritura. Sin embargo, cabe apuntar que, como numerosos autores han señalado, la cultura griega del periodo clásico se encuentra “con un pie en la palabra hablada y con el otro en la palabra escrita”, dado que la difusión de la escritura precisó de un cierto lapso de tiempo para llegar a ser efectiva y hacerse extensiva a prácticamente toda la población. De otro lado, valga señalar que, una vez consumada la separación entre el mythos y el lógos, la oposición entre ambos términos se produce en un doble plano: de un lado, como ya dijimos, en las formas de expresión (esto es, la oral y la escrita) y, de otro lado -y más importante si cabe-, en los modos de pensamiento (a saber, discursivo respecto del lógos, y representativo en relación al mito)74.


Science as myth

source http://web.sbu.edu/theology/bychkov/Science%20as%20mythology%20summary.pdf

In what ways is science mythological?

  1. Underlying theory construction
    Just as mythology, science attempts to create
    a coherent underlying worldview, which is
    clearly not possible at almost
    any state of knowledge. Theref
    ore this task,
    which clearly
    cannot be completed, is mythological (we need
    it for some reason, which is not apparent
    in science itself).
    What is mythological
    constructing a mythological-type na rrative; the underlying general models are “non-scie ntific” in nature. Examples
    looking for coherence and symmetry in all physical theories , which leads to the following unreflected and mythological pictures: the “membrane” universe; “dark energy” and “dark matter” accounting for l ack of mass and energy; the concept of “mental force” in neuroscience.
  2. Faithfulness to tradition
    Just as mythology, science holds on to its “bel
    ief” traditions, is emotionally involved with
    them, and holds its core assumptions as aut
    horitative and true, while
    this cannot always
    be demonstrated.
    What is mythological/examples
    a non-scientific adherence to “materialism” (or “scientism”) to the exclusion of “spiritua lism” or “mysticism.” Given what we know about “matter” it is not clea r if there is any real difference between “spiritual” and “material”; nor is there a real reason why we cannot pursue “spiritual” models.
  3. Ritualistic nature
    The perceived value of science and faithfulness to traditions results in self-propagating
    patterns of “research” and “t
    echnology,” which is reminis
    cent of creati
    ng ritualistic
    behavior models in mythology. A perceive
    d need is created to follow a pattern.
    What is mythological
    it is not always clear why we need to follow this pattern: the benefits often cannot be demonstrated; scien ce may or may not be beneficial, and we are doing this often not because the reasons are perfectly clear. Science and research is simply assumed to be intrinsically valuable in itself, whether it really is or not.
    Examples
    spending a lot of money on research of all aspects of reality, before knowing why it is beneficial; spending money on research in order to achieve specific imagined results (how can we do this? why not do this?) , without knowing clear be nefits or if it is even possible. Research and technology ge nerates more research and technology and instead of providing us with what we need starts to suggest to us what we need (various gadgets, etc.), while no real reason always exists. 2
  4. Practical goals and purposes
    Science shares its main goals and practical
    purposes with mythology, magic and religion:
    the “salvific” nature of science which allows
    us to control reality, achieve the complete
    well-being of humanity (satisfying our inner
    cravings and wishes fo
    r immortality, eternal
    youth, omnipotence, i.e., being like gods);
    What is mythological
    does science really accomplish these goals any more than magic, and are these goals even valid or good for us? Examples
    wonder-drugs for everything; rej uvenation treatments; bionic humans; downloading brain contents into com puters; space travel and expansion. Mythological and religious themes in science

realizing our divine likeness: omnipotence, omniscience, etc.

a promise of perfection: gene tic engineering, wonder-drugs

a vision of paradise prophesied for the future

a threat of armageddon prophesied for the future (nuclear weapons)

space exploration: the ascent of saintly beings into heaven

immortality: artificial intelligence (d ownloading one’s brain to a computer), promise of universal cures, genetic engineering etc.

the general goal: salvation of the humankind How does science really work on us? Most scientific endeavors were started by th eologians, religious people, or people with existing mythologies. Science follows—mostly unconsciously, scientis ts are unaware of this—standard mythological pa tterns and mytho-logics: Social charter (Malinowski): just like an aboriginal society uses myth to charter its institutions, so does science charter institu tions and practices in the Western society Oppositions and mediation (Levi-Strauss): just like myth s create an illusion of joining insurmountable oppositions by mediation, science seems to mediate between all problems and offer solutions to them. 3 Incorporative mytho-logic (D. Turner): just like myths of incorporative societies offer an illusory mediation or solution, science holds out a promise of solutions that cannot really work or cannot be achieved. “Second-order” sign (Barthes): just like other kinds of contemporary mythology, such as advertising, wrestling, and pop-culture (such as some popular mass-production films and video games), science parasitiz es on “first-order” images of good-looking, extremely fit, happy and healthy humans, happy couples and families, as well as images of human aspiration, such as paradisiacal existence, ideal society, free soci ety, happy future, and even divine omnipotence, immortality and salvat ion, and so forth. It distorts those images by adding the extra meaning: this is what can be achieved through science. Why does scientific mythology need to be debunked? Unlike traditional mythologies, which help soci eties survive and merely establish social patterns and mental attitudes, scientific mythology is entangled with powerful socio- economic forces: the capitalis t system of production and th e powerful industrial complex. Thus the danger of the distortions of meani ng generated by scientific mythology is that when it is used by the capitalist system and has such unlimited access to material resources, it puts us on the wrong path of self-destruction, being lured by false mythological promises. Scientific mythology is thus not innocent and needs to be debunked and dismantled, just like false advert ising and pop-culture that fools us with illusory images of happiness (Barthes).

  1. The immediate beneficiarie s of scientific mythology Based on the illusory incorporative mytho-l ogic and the mythological-religious mediation schemes, science lures us by promises of sa lvation, immortality, perfection, etc. Yet the groups that immediately benefit from science are not humanity as a whole but mostly the corporations and the rich (the 1%). They divert the efforts of scientis ts (naturally talented individuals who are excited about any sort of intellect ual exploration of natural phenomena) to study areas that humans do not really need. Space exploration Promise: salvation, ascent into heaven, eternal life. Immediate beneficiaries: the military i ndustrial complex and telecommunications companies; new materials developed as a byproduct also benefit the military, construction and manufacturing companies. Medical research Promise: immortality, eternal youth, divine beauty, divine perfection. Immediate beneficiaries: pharmaceutical companies and medical industries. 4 Chemistry Promise: salvation, divine perfection. Immediate beneficiaries: big manufactu ring companies (pharmaceutical, plastics, household chemicals, etc.). Artificial intelligence and computers Promise: immortality, divine perfection. Immediate beneficiaries: consumer electro nics and telecommunications companies.
  2. Drawbacks and problems of scientific mythology The lofty goals of scientific mythology (s uch as happiness, immort ality, salvation, god- like nature), of course, are never achieved: in fact, humans in highly industrialized societies become less happy, less healthy, a nd less mentally stable but reliant on stimulants. At the same time, the constant striving for “superhuman” goals and beyond our limited earthly realm overtaxes our resources that are diverted in to wrong directions that are not immediately bene ficial to the human race a nd are thus without return. Especially affected are third world count ries and underprivileged minorities, making science into a mechani sm of exploitation of the rest of humanity by the rich. Thus such basic problems as poverty, hunger, disease, ch ild mortality and so forth have not been eliminated. Instruments of science, such as a dvanced weaponry, are often used directly to kill people in underdeveloped countries for pol itical and economic gains. At the same time, overtaxing the resources of the planet le d to an almost complete destruction of our environment. Yet, skewing people’s goals by false promises and illusory solutions actually leads humans further and further aw ay from the truly “salvific” goals, in material, social, or spiritual sense